(Movimiento contra la megaminería): “Las firmas están. El problema nuestro es desarrollar la estructura para recogerlas”

¿DE QUIÉN ES ESTA BOCA? / ENTREVISTA

Víctor Bacchetta (Movimiento contra la megaminería): “Las firmas están. El problema nuestro es desarrollar la estructura para recogerlas”

21.03.2014

MONTEVIDEO (Uypress / Daniel Feldman) — Víctor Bacchetta es una de las caras visibles del Movimiento por un Uruguay Sustentable (MOVUS), más conocido como movimiento contra la megaminería.


Bacchetta señaló la dificultad que existe para debatir con nivel sobre el tema, agregando que en general las discusiones "se resuelven con consignas y frases fáciles".
Tiene 70 años, reside en el balneario La Tuna, es periodista, vive de hacer traducciones y afirma no tener ninguna expectativa de ocupar alguna posición político - partidaria.
Obviamente, el tema excluyente de la charla fue al proyecto Aratirí.


Si bien estaría tomada la decisión de seguir adelante con el proyecto Aratirí, el presidente Mujica ha realizado declaraciones con marchas atrás y adelante, dando la sensación de tener cierta permeabilidad a las quejas de los opositores al emprendimiento. ¿Qué opinión tienen de esto?
La visión que tenemos es que sobre este tema hay una decisión política previa que es la que ha marcado todo este proceso, por lo menos remontándonos hasta el año 2011. En febrero de ese año, el intendente de Rocha, Artigas Barrios, sostenía que el proyecto Aratirí iba a estar comenzando las obras en julio de 2011. En ese momento ni se había presentado en la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) el estudio de impacto ambiental. Aratirí presentó el primer estudio de impacto ambiental en abril de 2011, y la DINAMA se lo devolvió en mayo, porque ese informe no solo tenía carencias de información sino también carencias formales que no lo hacían aceptable.
¿Presentaron otro?
Presentaron un segundo estudio, en el mes de octubre. Y ese es el estudio de impacto ambiental que hasta el día de hoy está siendo analizado por la DINAMA, en una etapa todavía preliminar de la evaluación de impacto ambiental.
¿Por qué preliminar?
Porque es donde los técnicos de la DINAMA tienen que considerar y resolver que ese informe es aceptable, lo que no quiere decir aprobar el proyecto. Implica que, simplemente a partir de ahí se abren las etapas siguientes: la puesta de manifiesto, donde se hace una síntesis del estudio y se fija un plazo para que la sociedad exprese opiniones; después vienen las audiencias públicas y recién después de ello se toma la decisión. Hasta hoy, ese estudio de impacto ambiental está pendiente de ser completado.

¿Por qué?
Por dos razones fundamentales. Siempre, este proceso implica una especie de diálogo entre la DINAMA y las empresas. Se piden opiniones e informaciones adicionales sobre el informe y la empresa debe responder.
¿No ha pasado eso?
Hoy en día, la situación de este informe es que hay solicitudes de información complementarias hechas por la DINAMA que no han sido respondidas por la empresa, en lo que se refiere al distrito minero. El proyecto tiene tres partes, que son el distrito minero, el mineroducto y el puerto. Como por la habilitación del puerto de aguas profundas se modificó la localización de la terminal portuaria, Aratirí debería presentar un nuevo diseño del mineroducto y de la terminal portuaria, con los estudios de impacto ambiental correspondientes a esa nueva localización.
¿No se ha hecho?
Esas dos partes, hasta hace poco más de un mes, que he venido viendo regularmente el expediente, no estaban presentadas. Si comparo lo que debería ser el proceso que tiene que seguir el expediente con las declaraciones políticas desde el Gobierno, la Presidencia de la República, el Ministerio de Industria, Energía y Minería, da la sensación de que hay un monstruo, por lo menos, de dos cabezas. Por eso digo que lo que hay es una determinación política que no sé a qué responde. No tiene explicación visible. ¿Por qué existe este empecinamiento con un proyecto y una empresa que fue elegida de una manera muy singular, cuando este proyecto tiene tantas implicaciones de todo orden: económicas, sociales, ambientales y de larga duración sobre la economía y el desarrollo del país? Simplemente tendrían que respetarse los procedimientos que tenemos establecidos por ley. Para mí, la gran incógnita sigue siendo el origen de esa determinación política que tiene el Gobierno nacional.
Desde el punto de vista del Movimiento por un Uruguay Sustentable (MOVUS), ¿lo cuestionable es el proyecto en sí de Aratirí o el concepto de megaminería? ¿Habría un proyecto ambientalmente viable para la explotación minera o se oponen radicalmente a que exista ese tipo de explotación?
Yo creo que habría un proyecto ambientalmente viable para extraer el hierro, con las características que este tiene en Uruguay. Ese proyecto no tiene absolutamente nada que ver con lo que está planteado en este momento.
¿Cómo sería?
En el siglo pasado, allá por 1965, hubo un proyecto de explotación del yacimiento de Valentines, que consistía en producir pellets para vendérselos a Argentina, que no tiene hierro. Acá lo que hay es un problema de escala, y esa es la diferencia entre minería y megaminería. Ese proyecto, que no se llegó a realizar, se proponía producir 500.000 toneladas de hierro al año. Aratirí lo que propone es producir 18 millones de toneladas al año.
¿Es mala esa gran escala?
En la escala hay un ritmo de extracción, que en el caso de Aratirí es frenético. Tenemos la opinión de que para producir eso se necesita estar operando sobre siete frentes de minas simultáneos. En determinado momento se puede precisar estar trabajando simultáneamente en los cinco cráteres que propone hacer la minera. Con ese ritmo es imposible cualquier proceso de remediación o mitigación de los impactos. Entonces, esa megaminería, la megaminería a cielo abierto de metales, en gran escala, tiene características depredadoras que destruyen el área del ecosistema donde se instalan. No solo el área afectada directamente, sino en quilómetros a la redonda, por la contaminación de los suelos y las aguas superficiales y subterráneas. Eso ocurre en cualquier parte del mundo. No tenemos necesidad de probar qué es lo que podría ocurrir. Lo que lo hace más inviable en el caso de nuestro país, en primer lugar, es la razón del artillero.

A ver, ¿cómo se aplica?
Si tenemos municiones para tirar. La razón del artillero aquí es si realmente tenemos riquezas minerales suficientes para abrir una perspectiva de desarrollo minero, que por lo menos le de empleo y beneficios al país por tres o cuatro generaciones.
Tú decías que no sabías a qué se debía la determinación política del Gobierno para avanzar con el proyecto. Uno de los principales argumentos de quienes están a favor del proyecto es justamente eso: la generación, sostenida en el tiempo, de fuentes de trabajo y riquezas para el país.
Lo que pasa es que nos tienen que demostrar que eso realmente es un aporte. Veamos algunas cosas utilizando las cifras de la propia empresa, emanadas de sus documentos. En términos de empleo, lo que propone Aratirí, en el distrito minero, es la generación de 1.300 empleos directos. De esos, 700 pertenecen a contratistas, es decir empleos tercerizados. Ya no son 1.300 empleos directos de la minera. Sabemos que las tercerizaciones implican otras condiciones laborales y salariales. De esos mismos 1.300 empleos directos, 400 son de extranjeros o personas que viven a más de 150 quilómetros de donde está localizada la mina. Resulta que en la zona del distrito minero y del proyecto, hay más de 3.000 trabajadores y productores agropecuarios dedicados a la actividad, que es la tradicional de la zona. Por ahí, las cuentas no me cierran en cuanto a que haya un aumento del empleo.
¿Y los empleos indirectos?
La empresa empezó diciendo que se generarían de 10.000 a 15.000 empleos indirectos. A partir de algunas críticas que se le hicieron, fue bajando esa cifra, y hoy la sitúa en 8.700 empleos indirectos. Para llegar a esa cifra, los técnicos de la empresa están aplicando un coeficiente sobre la cifra de los empleos directos de siete puntos. Ese coeficiente no se corresponde con la experiencia internacional de la minería.
¿Cuánto sería?
En el Consejo Internacional de Minería y Metales, que es la asociación de las mineras más grandes del mundo, ese coeficiente lo ubican entre tres y cuatro, como máximo. Entonces, para 1.300 trabajadores directos, se generaría empleo indirecto para 5.200 personas. Se están inflando las cifras, y por los datos que tenemos de empleo en la zona, no se estarían generando más oportunidades. Incluso puede generar menos. Además, ese empleo es de corta duración, porque este proyecto es de doce años. Agregale los tres años de construcción de las instalaciones, y tenés quince años. Ponele que por diversas contingencias sean veinte años. Al cabo de ese tiempo se terminó, y esos empleos pasan a la desocupación. Y la gente que estaba trabajando ahí no va a poder volver. Se dicen fantasías sobre lo que sería la remediación; la restauración de los suelos y los recursos para volver a las formas anteriores de actividad. Eso no existe.
Sin embargo, hace poco el Presidente dijo que estuvo en Brasil, donde había antes una explotación minera y ahora estaba todo tapado.
Todos los días se tira un ejemplo, un caso o un número distinto. Sencillamente, esos números cuando después los vas a confrontar, no existen. En Estados Unidos hay un sitio Web sobre las minas abandonadas. Hay algunas situaciones excepcionales, donde han hecho una restauración extraordinaria. En Inglaterra está el proyecto Edén, donde sobre una mina han construido un ecosistema artificial. En Brasil hay un caso de una mina que fue convertida en un centro cultural. Pero son casos absolutamente excepcionales. La regla de este tipo de minería es que esos cráteres no se rellenan; no se puede restaurar una pradera natural como la que tenemos, que lleva miles de años en formarse,  sembrando algunas semillas arriba de una pequeña capa de tierra. Creo que el problema central es que se están generando expectativas equivocadas, fantasiosas, sobre algo que no lo puede dar. Uruguay tiene pequeños yacimientos y de bajo tenor. Lo único que le hace rentable esta explotación a la minera Aratirí es que, hoy, por una coyuntura especulativa internacional, los precios del hierro llegaron a multiplicarse por cinco. Entre 2008 y 2011, por la crisis de la burbuja inmobiliaria en España y de los papeles de los paquetes hipotecarios en Estados Unidos, la especulación financiera internacional se trasladó a las materias primas y los metales. El precio del hierro se multiplicó. Yacimientos pobres como los que tiene Uruguay, necesariamente, por la pobreza del tenor en metal, requieren un proceso de concentración. En el mercado internacional, el hierro hay que venderlo, por lo menos, al 62%. En nuestro país el hierro está en una concentración del 28%.

Entonces, hay que concentrarlo.
Exactamente. Si no se hace eso, no se puede vender. Eso es lo que, históricamente, con los precios promedio, nunca hizo que este hierro fuera rentable. Solamente esta coyuntura internacional especulativa es lo que lo hace rentable. Pero estas coyunturas son breves. Ya está decayendo, al punto de que hoy el precio se está desplomando. Días atrás llegó a 104 dólares la tonelada, cuando estuvo a 187 dólares la tonelada. La razón por la cual Aratirí propone una extracción desenfrenada es porque este proyecto fue diseñado para aprovechar la coyuntura especulativa. La empresa está buscando la mayor rentabilidad; nosotros tenemos que ver qué beneficios le trae eso al país.
¿Qué beneficios le trae?
Las cifras de los beneficios económicos tampoco nos cierran.
¿Por qué?
Porque al contrario de lo que se dice sobre la ley de minería de gran porte, se aceptaron beneficios extraordinarios para esta actividad, que no los tiene ninguna otra actividad económica, y mientras por un lado se decía que la ley traería mayores exigencias en los aportes que se le iba a cobrar a la empresa, por otro lado se incluyeron artículos expresos donde se otorgan beneficios extraordinarios.
¿Por ejemplo?
Lo dijo el Ministro de Industria cuando se discutía la ley: el impuesto al patrimonio, el IVA, el IMESI, los aranceles de importación y exportación, no se le van a cobrar. Se generó un impuesto adicional  al Impuesto a la Renta, el adicional del IRAE, pero resulta que un artículo de la misma ley permite que el canon se descuente del adicional. Las mineras pagan dos cosas: el canon y los impuestos. Si permito que el canon, que es el 5%, lo descuente de los impuestos que tiene que pagar, quiere decir que le estoy dando a la minera el 100% del mineral. Los cálculos del MIEM, dados a conocer hace pocos días por el subsecretario Ortuño, muestran que estaban calculando que el adicional del IRAE iba a ser de 29 millones de dólares anuales. Eso es lo que adicionalmente pagaría Aratirí por sobre lo que antes se le exigía por concepto de impuestos a cualquier minera. ¿Dónde está entonces la exigencia extraordinaria de la ley de minería de gran porte?
Volviendo al tema del empleo. Desde el PIT CNT se anunció que no se acompañará la recolección de firmas para el plebiscito, y se ha insistido por parte de numerosos dirigentes que Aratirí estaría generando empleo de mejor calidad y remuneración que el que hoy existe.
Lo de la mejor calidad, basado en las cifras que te daba más arriba, ya queda puesto en tela de juicio, porque un porcentaje importante del personal a ser contratado será extranjero. Para las tareas más calificadas, como por ejemplo manejar uno de esos camiones gigantescos, van a emplear obreros extranjeros. A los obreros uruguayos les tocarán los empleos menos calificados, que además son los más riesgosos. Otra cosa: fuera de Valentines, el otro yacimiento más o menos importante es el de Zapucay, en Rivera, que es mucho menor. Y se acabó; no hay más hierro en Uruguay. Aratirí está diciendo que las reservas conocidas las multiplicó 40 veces, pero eso no está certificado.
Eso ¿lo tienen que presentar en sus pedidos de autorización?
Y sí. En los últimos meses, en una de esas vueltas en que se decía que se iba a firmar el contrato y al final se postergó, se dijo que el Gobierno estaba esperando que la empresa certificara las reservas que decía tener. Nosotros no conocemos esos datos. Entonces, como te decía, es dudoso que el empleo sea de mejor calidad. No es un empleo calificado, para una industria siderúrgica que después pueda permanecer en el país. Este proyecto no está asociado a la generación de una industria siderúrgica; el proyecto de Aratirí no tiene ninguna asociación con eso. Lo único que se agregó en la modificación del Código de Minería es que el 15% de la producción fuera ofrecido en el mercado para alguien que le pudiera interesar.  Si no hay industria siderúrgica nadie se lo va a comprar, y la empresa también va a vender al exterior ese 15%.
¿Y respecto a los salarios más elevados?
Sin duda los salarios mineros son altos. Pero en países de tradición minera, como Chile, Perú o Bolivia, el empleo en la minería no supera el 1,5% de la fuerza laboral. ¿Por qué tienen salarios más altos? Porque en la minería el obrero está constantemente poniendo en juego su salud y su vida. ¿Recordás el caso de los mineros chilenos que quedaron atrapados bajo tierra? Cuando comenzaron a salir, explicaban que ganaban más que el promedio de los mineros chilenos, porque ellos sabían que la empresa trabajaba sin cumplir a cabalidad las condiciones de seguridad. Eso forma parte de la naturaleza humana: a veces se está dispuesto, por una necesidad económica inmediata, a arriesgar la vida.
¿Qué es Zamin Ferrous?
Es, en la minería mundial, lo que se llama una empresa junior, joven. Son empresas propias de coyunturas especulativas. Son pequeñas empresas y de corta duración, que a lo que se dedican es a armar proyectos en un contexto de alza de precios, y por tanto de flujo de las inversiones al sector. Zamin Ferrous no tiene experiencia anterior de explotación minera. Se creó en el año 2005. Tiene la sede en la isla de Jersey, en el Canal de la Mancha, que es un paraíso fiscal. En 2007 aterrizó en Uruguay y en 2010 estaba proponiendo la mayor inversión en la historia del país. En Brasil hizo algo similar. Compró una mina al señor Cavalcanti, que es un minero conocido y, cuando obtuvo las autorizaciones, redondeó el proyecto y firmó el contrato, simplemente vendió. Por los datos de sectores especializados, gastó 300 millones de dólares y vendió en 1.000 millones.
Fue un buen negocio.
Claro, para estas empresas esto es un buen negocio. Zamin Ferrous es típicamente una empresa especulativa.
Han comenzado la recolección de firmas para plebiscitar la minería de gran porte. Está difícil juntarlas para las próximas elecciones.
El objetivo nuestro no está circunscripto a que se plebiscite en las próximas elecciones. Lo que sí nos planteamos conscientemente, fue iniciar la campaña en medio de un año electoral. El objetivo nuestro es darle una expresión común a lo que ha sido el desarrollo de un movimiento social inédito en Uruguay. Es un movimiento que ha crecido desde el Interior hacia la capital y desde abajo hacia arriba. Se gestó con personas y grupos sociales; no hay ningún partido político ni grandes organizaciones sociales históricas. Aún no tenemos la estructura suficiente como para recoger la disponibilidad real a firmar.
Ese "largo aliento" en la recolección de firmas, ¿no propiciaría que se fuera diluyendo el movimiento? ¿Qué pasa si mañana se firma el contrato y comienza la explotación?
Primero, en cuanto al cronograma de posibles instancias electorales, no siendo las nacionales de octubre, tenemos las municipales de mayo de 2015. Para poder plebiscitar ahí, tenemos que tener las firmas en noviembre, y creo que para ahí las vamos a alcanzar.
Las encuestas que han aparecido señalan una opinión favorable de la población al emprendimiento de Aratirí.
Por muy poco margen. Están las encuestas de CIFRA... que me perdonen los profesionales de CIFRA, pero están contratados por la empresa minera. La forma en que está confeccionado el cuestionario tiende a ir en la dirección de ciertos resultados. Las encuestas que no fueron encargadas por la empresa, son dos: una, de RADAR, que explicó que no fue contratada ni por la empresa ni por ningún grupo político, dio un 46% de oposición a la minera, mientras algo más del 30% aprueba. Dio una mayoría de oposición al proyecto minero. La que realizó EQUIPOS, da un 26%  a favor, un 23% en contra y un margen muy importante, que llega casi al 50%, de gente que no opina o dice no estar informada. Con estos datos, lo que podemos afirmar es que están los números necesarios para llegar a juntar las firmas del 10% del padrón electoral. Las firmas están. El problema nuestro es desarrollar la estructura para recogerlas. Después va a haber que ganar el plebiscito, pero te reitero: las firmas están.
Vivimos en un país muy marcado por las pertenencias político partidarias. Si bien ustedes no tienen una definición de corte partidario, varias de las cabezas visibles, como es tu caso, provienen de la izquierda. Sin embargo, la izquierda institucional es la que impulsa el proyecto. La central de trabajadores, con una fuerte influencia de la izquierda, también se está posicionando en la vereda de enfrente a ustedes. ¿Cómo explican esas contradicciones?
Creo que hay una izquierda "histórica", para llamarla de alguna manera, que ha quedado en el pensamiento de los años 60 ó 70 del siglo pasado, en donde se pensaba -lo pensábamos los que estuvimos en la Facultad de Ingeniería en esos años- que con la tecnología se resolvían todos los problemas, que el desafío central era el desarrollo. La dimensión ambiental no estaba contemplada. En las bases teóricas marxistas de esa izquierda, la dimensión ambiental no era considerada. Esa dimensión se incorpora posteriormente, a partir de hechos científicos, porque se reconocen los límites del ecosistema y que no cualquier desarrollo es posible y practicable. Creo que esa izquierda, más allá de una retórica ambientalista que hoy tiene, no ha hecho una revisión real de sus bases teóricas. Sigue considerando al medio ambiente como una variable posterior a resolver los temas del desarrollo, el empleo, etc. Sencillamente, no ha modificado su pensamiento. Algunos de los que estuvimos en esa izquierda y hoy estamos del otro lado en la valoración de estos problemas, hemos incorporado lo que la ciencia ha avanzado en el conocimiento de las características del planeta y del ecosistema y pensamos que el desarrollo debe pensarse como una unidad integral. Incluso hay quienes afirman que la izquierda, hoy, es el ambientalismo. El capitalismo no solo mercantiliza el trabajo humano, sino también a la naturaleza. Hoy estamos en una fase de desarrollo del capitalismo sumamente depredadora. La forma de maximizar la ganancia por parte del capital financiero lleva, inevitablemente,  a la depredación ambiental. Lo que me sorprende es que en esa izquierda oficial, no se tome en cuenta la naturaleza del capitalismo de hoy e incluso se acepte la posibilidad de aceptar proyectos como este, que son simplemente de saqueo. Cuando se elaboraron los programas de la CNT y del Frente Amplio, en los años 60 y 70, esto era seguir atados a la dependencia de los centros de la economía mundial. No entiendo cómo gente que se dice de izquierda puede aceptar un proyecto de este tipo, e incluso sostener que las circunstancias cambiaron, como si estos proyectos pudieran conducir a otros destinos, cuando la evidencia, desde mi punto de vista, es que conducen a lo mismo o peor aún.
La derecha que hoy se opone al proyecto, ¿lo hace porque se aggiornó, tiene otra sensibilidad, o meramente por cálculo electoral?
Hay de todas las cosas. La temática ambiental y una nueva conciencia sobre la relación entre sociedad y medio ambiente son transversales a los partidos políticos. En todos los partidos políticos uruguayos hay un sector que auténticamente ha comenzado a preocuparse por estos temas, y hay otro sector que sigue funcionando con los viejos esquemas. Eso pasa tanto en el FA como también en los partidos tradicionales. La temática ambiental no es una frontera entre los partidos, los atraviesa a todos.
¿Existe el terrorismo ambientalista?
En ese plano, las formas que se han usado para descalificar este movimiento social en particular, diría que son tristes, lamentables y ridículas. Nos hemos caracterizado por recoger firmas y pedir plebiscitos. Incluso creo que no se puede afirmar que nosotros seamos un movimiento ambientalista. Es una dimensión más amplia. Para nosotros, el proyecto Aratirí, que es el proyecto real que está en juego, no cierra no solo desde al ángulo ambiental. Tampoco cierra desde el ángulo social ni económico.


UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias

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